Te lo mereces

Importancia de pedir ayuda

El desmerecimiento que sienten las mujeres profesionales es algo muy real y que afecta a muchas de ellas,me incluía hace unos años en este mismo sentir. Este sentimiento puede manifestarse de muchas formas, pero una de las más comunes es la sensación de no merecer pedir ayuda o apoyo, y la autoexigencia de ser capaces de hacerlo todo solas aunque te cueste horas y horas, noches sin dormir.

Es importante reconocer que esto no es algo exclusivo de las mujeres profesionales, sino que es un problema que afecta a muchas personas, independientemente de su género o profesión. Sin embargo, es cierto que las mujeres suelen enfrentar desafíos adicionales debido a los estereotipos y expectativas culturales que a menudo se les imponen. Por ello, la importancia de pedir ayuda.

La autoexigencia de las mujeres

Muchas mujeres profesionales sienten una gran presión por ser perfectas en todas las áreas de sus vidas. A menudo, se sienten obligadas a demostrar constantemente su valía, tanto en su trabajo como en su vida personal. Esta autoexigencia puede ser muy agotadora y llevar a sentimientos de ansiedad y estrés.

En ocasiones no es tan fácil de entender por qué las mujeres pueden sentir esta presión adicional. Durante mucho tiempo, se les ha enseñado que deben ser responsables de todas las tareas domésticas y del cuidado de los hijos, mientras que al mismo tiempo deben ser exitosas en sus carreras. Es una carga enorme y es comprensible que muchas mujeres se sientan abrumadas.

Además, a menudo se espera que las mujeres trabajen más duro que sus colegas masculinos para demostrar que son igual de capaces. Las mujeres pueden sentir que tienen que esforzarse el doble para obtener el mismo reconocimiento que sus compañeros masculinos, lo que puede lleva, en muchas ocasiones, a una sensación de insuficiencia.

El desmerecimiento

Otra forma en que este sentimiento de autoexigencia se manifiesta es en la sensación de que no merecen pedir ayuda o apoyo. Muchas mujeres sienten que si piden ayuda, estarán demostrando debilidad o que no son lo suficientemente capaces.

Sin embargo, esto no podría estar más lejos de la verdad. Pedir ayuda no es una señal de debilidad, sino de fuerza, de valentía. Es reconocer que no somos perfectos y que todos necesitamos ayuda en algún momento.Te diría más, ¿Tú quieres ser perfecta?  ¿Saberlo todo?

Además, muchas mujeres profesionales han pasado por tanto en su camino hacia el éxito que a menudo son ellas las que pueden ayudar a otros. Las mujeres que han llegado a la cima saben cómo se siente tener que luchar duro para lograrlo, y pueden ser una gran fuente de apoyo y orientación para aquellas que están luchando por alcanzar sus propias metas.

La importancia de pedir ayuda

Mujer apoyada en un árbol
Mujer apoyada en un árbol

Pedir ayuda no solo es importante para aliviar la carga emocional, sino también para mejorar la productividad y el rendimiento en el trabajo. Cuando nos sentimos abrumados, es fácil cometer errores y no ser tan eficientes como podríamos ser.

A corazón abierto te digo, que durante muchos años, me he buscado la vida sola. Leía libros, revistas, veía documentales para ser mi propia maestra porque sentía que no me merecía que nadie me ayudara. Cierto es que, cuando de niña eres grande y aparentemente fuerte, parece que (y compras que) tienes que saberlo todo, que eres capaz de todo y que puedes con todo. La realidad detrás de la fortaleza, que existe, es una niña que necesita un abrazo, un “tú puedes”, aunque mi actitud diga que no. Durante gran parte de mi vida, sentí que “yo podía con todo”.

Momento de apertura, un escena en mi vida

Los días antes de la gran parada, el Covid, cogí una enfermedad que no sé cual es, porque nunca fuí al médico. Recuerdo un domingo en casa, los niños sobre mí 2 y 3 años: “Mamá, Mamá…” (mi marido estaba trabajando en Edimburgo) no sé ni como me levanté y llegué al sofá donde me volví a tumbar. Me sentía o no me sentía. Pero mi orgullo, no llamo a nadie. Yo podía con todo. Una parte de mí, sabía que mis padres volvían de viaje y pasarían a ver a los niños.Desde las 7am o antes… no soy capaz de recordar, despiertos, yo no era capaz de abrir los ojos de la fiebre.

Tumbada en el sofá, uno recostado sobre mi barriga y el otro sobre mis piernas. Así pasamos las horas, hasta que de repente…”mamá…llaman a la puerta”. Era incapaz de moverme, literalmente, muerta en el sofá. Mamá, son los abuelos. Abre, por fi”. Como pude me levanté y les abrí. 

Nos acompañaron durante el día y más o menos espabile. Al día siguiente, me fuí a la oficina, durante una semana, no pudé pintarme los labios de la cantidad de heridas que me habían salido. Aún así, fuí tan bruta, tan demostrar que yo podía que estuve en el trabajo un día tras otro. Liderando desde el “no puedo con mi vida pero aquí estoy, vamos”.

Ahora, años después, te digo que puedes pedir ayuda, a tu familia, a tu amigos, en tu trabajo o aun profesional, no sólo te conviene sino que te lo mereces

Además, pedir ayuda también puede ser beneficioso para la salud mental. Muchas mujeres profesionales experimentan altos niveles de estrés y ansiedad, y pedir ayuda puede ser una forma de reducir estos sentimientos y sentirse más conectadas y respaldadas.

VIve, siente, ama.

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