Hola, preciosa,
¿Cómo te ha ido esta semana?
Hoy te escribo desde un lugar de juego, en una semana donde SER, ser auténticamente una misma, ha sido el hilo conductor. Podría decirte que esta ha sido la temática de estos días.
En este camino de ser una misma, he habitado y dado luz a la niña que un día fui y que, en realidad, aún soy. Esa niña que, a veces, he castigado por ser impulsiva, por tener ideas locas (quizá genialidades), por ser decidida, por ser MANDONA, sí… por liderar. Una niña que también sufrió al no entender por qué la llamaban “mandona” en tono despectivo, por alzar la voz. Esa niña que no se fijaba en su físico ni en el de sus amigas, que solo jugaba en el momento, que se reía con cada caída. Una niña que se daba permiso para SER…
Y un día… esa niña, la que se sintió dolida, que no comprendía ciertas risas y comentarios de los adultos, se hizo pequeña, tan, tan pequeña que se escondió durante años por miedo a esas risas, por miedo a no hacer bien los cálculos de cabeza porque se bloqueaba, que dejó de hablar en público porque, en su momento, lo hacía tan rápido y con tantas ganas de compartir que un día la castigaron diciendo: “no sabes hablar, nadie te entiende”…
Después de años de trabajo personal, de abrazar a mi niña interior y cuidarla, de mimarla, de reconocerla y darle permiso para SER ella misma… de llorar, porque sí, se llora, forma parte del proceso de sanar la herida. No hay que evitar el “proceso de tristeza, de dolor” (sin quedarse atascada ahí eternamente, con un tiempo límite) para sanar la herida, para reprogramar esos comentarios que un día escuchaste sobre ti y… honrar a quien los dijo, sabiendo que no lo hizo con intención de herir, sino que dio lo mejor que sabía. No conocía las consecuencias que eso podría tener en el futuro… Así que, desde el respeto a ese momento por el aprendizaje que me ha traído, he pasado por el auto-perdón, quizá por esos años en los que me autocastigué por no haber sabido o no haber tenido la fuerza de sacar a la MANDONA que soy y decir: ¡STOP!
Un cambio de dirección
Hoy, desde la mujer que soy, abrazo a mi niña, la siento viva, la abrazo y soy compasiva con ella en esos momentos en los que las risas fueron lanzas al corazón. Y ahora, veo esas lanzas como oportunidades de aprendizaje, me elijo y… con esto, me acerqué al TAROT con la carta número 6 de la que hablamos en el encuentro con Sara: “Me elijo”.
Elijo ser YO, vivir como una niña desde la responsabilidad de SER y vivir sin pedir permiso. De soñar y compartir mis genialidades con el mundo. Y desde esa niña que hoy es adulta, le propuse a Sara hacer una serie de encuentros terapéuticos que unan tarot y numerología. Y de ahí, en este juego de soñar y crear nuestros sueños, hemos creado un retiro muy especial. Un desayuno-retiro para recibir el otoño y preparar la energía para vivir esta estación, jugando con su esencia. Reserva tu plaza AHORA.
¿Te animas a unirte?
Y para cerrar, te dejo una reflexión: ¿Cuándo fue la última vez que conectaste con tu niña interior? ¿Te has planteado hacer yoga, meditar, para practicar el aquí y ahora y dejar de lado la multitarea?
Esta niña te invita, de niña a niña, a jugar, a conectar contigo a través del juego, de la pintura, de la creatividad, a bailar, a reír… Deja a un lado la exigencia de hacerlo SUPER BIEN, PERFECTO y… dale rienda suelta a tu niña. Siente a esa niña que se concentra en el juego y se olvida del resto. ¿Te suena? Quizá es su forma de meditar, de practicar el mindfulness.
¿Te animas a SER NIÑA?
Isabel María 🌸
Terapeuta Holística – Coach de Equilibrio 🌿