Un Camino de Autoconocimiento y Superación
Hoy quiero desnudar mi alma, compartir un viaje de superación y crecimiento que ha marcado mi vida en los últimos años. Mi tercer inicio de curso en Ginebra no es solo un cambio de estación o un regreso a las aulas; es un viaje hacia lo más profundo de mi ser, un camino lleno de desafíos, descubrimientos y, sobre todo, autoconocimiento.
El primer año en Ginebra fue una verdadera montaña rusa de emociones. Me sentí perdida, como si hubiera pedido un SOS al mundo. Buscando casa, mostrando a mis hijos una nueva ciudad, una nueva cultura, un nuevo idioma. Fue un año retador, donde tuve que aprender a montar muebles, a hacer amistad con el taladro, con las cajas y con esa parte oscura de una casa que nadie quiere ver, la basura. Como bien dice Álvaro González-Alorda en su libro «El talking manager«: «todos queremos tener la casa limpia, pero nadie quiere tirar la basura». Me encontré a mí misma pasando de ser líder en mi trabajo a ser líder en la sombra, encargándome de lo que no se ve, cargando cajas físicas, mentales y emocionales, y a veces, martillando mis propios dedos en el proceso. Fue un año de lágrimas, de preguntarme una y otra vez, ¿quién soy? Aquí soy todo y no soy nada, sin embargo, en el proceso, descubrí que soy. Cada día fue una carrera de autoconocimiento, y muchas veces me estrellé, porque mi francés, que en la escuela había aprobado con buena nota, no me hacía entender. Mi creencia limitante de «no valgo para hablar otro idioma» me paralizaba.
Había dejado atrás mi puesto como líder de equipo en la banca, un puesto que había alcanzado después de trabajar durante 8 meses en dos entidades diferentes, alternando entre la mañana y la noche hasta obtener un contrato fijo,mientras conciliaba con mi papel de madre de dos bebés. En mi mochila llevaba herramientas de ventas, gestión de equipos, proyectos y emprendimiento.
El segundo año fue un desafío aún mayor. Comencé un curso de francés, participé en eventos de networking en francés e inglés y me inscribí en un programa de integración de mujeres inmigrantes profesionales en Ginebra. Seguí postulando, creando y soñando sin recibir un sí. Trabajé incansablemente en mi proyecto personal, luchando contra mis propias limitaciones, convirtiendo cada no y cada barrera en una oportunidad de autoevaluación. Esto resultó en la facilitación de conferencias, talleres grupales y la publicación de mi primer libro en papel: “Permiso para Ser”, entre muchos otros intentos de hacerme visible en mi nuevo entorno.
El segundo año acabó de manera abrupta con un incendio en mi hogar que destruyó miles de palabras escritas y mi agenda repleta de sueños. Sin embargo, aprendí que, incluso sin posesiones materiales, sigo siendo alguien valiosa. Aprendí la dureza de ser emigrante, de querer expresarme y no ser comprendida, también descubrí el apoyo y el cariño de la comunidad sin necesidad de pedirlo. Experimenté la invisibilidad y cómo se siente.
Si el primer año fue el de descubrir quién soy y de dónde vengo, el segundo año fue el de descubrir la riqueza de mi entorno, tanto a nivel profesional como cultural.
Este tercer año, quiero ser visible, en todos los aspectos. Estoy emocionada por haber recibido mi primer sí, como voluntaria en una asociación de ayuda a mujeres que han sufrido violencia doméstica como coach, Centre Aurore aquí en Ginebra. He dado mi primera masterclass en francés y presentado mi segundo libro aquí, «El camino hacia ti». He vuelto a clases de inglés y continuó desafiándome a mejorar y participar en eventos de networking.
Después de más de 20 años de trabajar, siendo económicamente independiente, creyendo que ser era igual a tener, he aprendido que ser visible va más allá de títulos y etiquetas. Que SER es más que tener, aunque me desnudo para decirte que tener es necesario para vivir, nos movemos en un sistema de economía mundial donde el dinero forma parte del crecimiento. No es sencillo, depender de otros cuando albergas tanto en ti. Ahora, es el momento de cambiar el ciclo, de entrar en una nueva etapa.
Ha llegado el momento de contribuir a la comunidad, de ser parte de la riqueza cultural, ambiental y económica de Ginebra. Con 42 años de experiencia en diversos sectores, desde la administración pública hasta la construcción, el sector inmobiliario, la banca y el emprendimiento, en 2013 en la moda y ahora en el desarrollo personal, he aprendido a reinventarme una y otra vez, a levantarme cuando caigo y a pedir ayuda cuando la necesito.
Si crees que puedo aportar algo en tu entorno, en tu empresa o asociación, estaré encantada de escuchar tu propuesta y continuar mi proceso de crecimiento. Este tercer inicio de curso es un nuevo capítulo en mi vida, un capítulo de visibilidad, de aprendizaje, de crecimiento, y estoy emocionada por lo que el futuro me depara.
Gracias por ser parte de este viaje, por acompañarme en este proceso y por ser testigos de mi transformación. Juntos, podemos construir un camino de crecimiento y superación.
Con cariño y gratitud,
Isabel María