Yo también lo creí.

Durante años pensé que tenerlo todo era hacer más, lograr más, acumular más. En ese hacer constante, en ese corre-corre por alcanzar el sueño perfecto, terminé viviendo en una insatisfacción silenciosa. No era falta de logros… era que, por dentro, algo no encajaba.

Y es curioso… porque cuando no nos sentimos bien, solemos pensar que necesitamos un cambio radical. Cambiamos de peinado, vamos de compras, fantaseamos con dejarlo todo: trabajo, pareja, ciudad, vida. Buscamos fuera lo que solo puede nacer dentro.

Hoy quiero invitarte a parar, a hacer una pausa consciente. Y desde mi experiencia, contarte algo que tal vez te resuene…

Perseguir el “todo” sin perderte en el intento

Yo sentí que no podía tener todo. Que para lograrlo, debía sacrificarme, esforzarme más, demostrar, correr. Así cambié de trabajo, de ciudad, de vivienda… hasta de peinado. Todo en nombre de ese “tenerlo todo” que socialmente se nos ha vendido (y yo compré durante un tiempo): familia perfecta, casa bonita, trabajo estable, coche propio.

Y sí… durante un tiempo lo tuve. Esa imagen perfecta de “todo en su lugar”. Pero dentro de mí, algo seguía en busca. Una insatisfacción sutil que crecía entre la autoexigencia, el juicio interno y la sensación de que nada era suficiente.

Ese «todo» que perseguía, estaba enfocado en lo material, en el deber ser, en cumplir expectativas externas. Y mientras más lo alcanzaba, más lejos me sentía de mí.

La primera vez que solté el “ideal”

Recuerdo el día en que decidí dejar por primera vez mi trabajo en la banca. Un trabajo perfecto… según lo que había aprendido a valorar. Fue como quitarme una mochila de piedras. Sentí libertad. Pero también miedo. Porque, en el fondo, era una forma de escapar de un desequilibrio que no sabía gestionar. Me sentía perdida, no por el mundo… sino por dentro.

Y así huí. Dejé ese trabajo “soñado” para muchos, y emprendí. Pero al poco tiempo, la vida me llevó de regreso a la banca. Y fue entonces, en ese vaivén, cuando comenzó de verdad mi desarrollo personal.

No era tener más. Era estar mejor.

Empecé a observarme, a escucharme. En medio del caos, tomé conciencia de lo que realmente anhelaba: no más logros, sino más bienestar. No más perfección, sino más autenticidad. No tenerlo todo, sino sentirme completa.

Y así comenzó un nuevo camino. Un camino que no fue lineal, pero sí profundamente transformador.

Volví a dejar un trabajo “ideal”, esta vez no por huir, sino por amor. Por amor a mi coherencia, a mi esencia, a ese sueño que me susurraba cada día: «puedes vivir diferente».

El equilibrio es posible. Y empieza en ti.

Hoy puedo decirte con certeza que sí es posible tenerlo todo. Todo lo que tú defines como “todo”. Todo lo que nace desde tu verdad, desde tu equilibrio, desde tu esencia.

No necesitas cambiar de vida. Solo necesitas empezar a vivirla desde ti. Tómate un tiempo para escucharte, para estar contigo… aquí te invito a ir a mi webinar GRATUITO «Tiempo para TI» y regalarte un tiempo contigo. Haz click y accede ahora.

Y sí, ese “título” que una vez elegí casi sin saber por qué, hoy cobra todo el sentido:
Coach de Equilibrio entre la Vida Personal y Profesional.

No porque yo lo tenga todo resuelto, sino porque transité ese camino. Porque lo viví. Y porque hoy acompaño a otras personas a encontrar ese equilibrio que no se compra, no se alcanza… se habita.

Hoy te invito…

A que pares.
A que respires profundo.
A que te tomes un café contigo y te preguntes:
¿Qué significa para mí tenerlo todo?

Y si sientes que ha llegado tu momento de empezar a vivir en equilibrio, con más presencia, más gozo y más sentido…

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Porque sí, el equilibrio es posible. Y empieza en ti.

Con amor,
Isabel María
Coach de Equilibrio