Rompe el círculo de las excusas y el miedo. Descubre por qué el «después» nunca llega y cómo apostar por ti misma hoy.
¿Cuántas veces hemos dicho “cuando tenga más tiempo”, “cuando ahorre un poco más”, “cuando mis hijos crezcan”, “cuando todo esté más tranquilo”? Posponemos una y otra vez ese curso, esa terapia, ese retiro, esa mentoría… como si nuestro bienestar pudiera esperar.
La realidad es que el desarrollo personal no es un lujo, es una necesidad. Sin embargo, nos resulta difícil priorizarlo. Y, en particular, a las mujeres, que solemos colocar a los demás por delante de nosotras mismas.
1. La trampa de las excusas
El “no tengo tiempo” y el “ahora no es el momento” son los disfraces más comunes del miedo. Excusas que nos hacen sentir que estamos siendo responsables, cuando en el fondo esconden la incomodidad de mirar hacia dentro y tomar decisiones que nos transformen.
2. El hábito de postergar
Estamos acostumbradas a vivir en el “mañana”: mañana empiezo a meditar, mañana me apunto a ese taller, mañana hablaré de lo que siento. Pero la postergación se convierte en un círculo vicioso. Cuanto más lo retrasamos, más lejos parecen quedar nuestros sueños.
3. La mirada en lo que falta
En lugar de reconocer lo que ya tenemos, solemos enfocarnos en lo que no tenemos: dinero, tiempo, energía, confianza. Y desde esa carencia, nos convencemos de que no podemos invertir en nosotras mismas. Lo que olvidamos es que esa inversión es precisamente lo que abre el camino a la abundancia y la claridad.
4. El peso de los roles (especialmente en las mujeres)
Históricamente se nos ha enseñado a cuidar primero de los demás: hijos, pareja, familia, trabajo. Poner nuestros sueños en pausa parecía natural. Pero esa herencia cultural tiene un coste: nos desconecta de nosotras mismas y nos aleja de nuestro propio poder.
5. El miedo a vernos de verdad
Invertir en desarrollo personal significa atrevernos a mirarnos, reconocer nuestras heridas y aceptar que hay cosas que queremos transformar. No es sencillo. El miedo a remover lo oculto nos hace preferir la comodidad de lo conocido, aunque nos limite.
La mejor inversión que he hecho en mi vida: invertir en mí
Siempre nos enseñan que las mejores inversiones son aquellas que traen un título, un máster, un viaje o algo tangible que mostrar. Sin embargo, la primera vez que yo decidí invertir en mí misma, no había nada de eso. No había diploma que colgar en la pared, ni un certificado que mostrar. El único título que me entregó aquella decisión fue: “Invertir en mí”.
Después del cierre de mi primer negocio me sentía perdida. Las dudas me invadían:
- ¿Quién soy realmente?
- ¿Por qué me pasó esto?
- ¿Qué no vi cuando todo parecía ir bien?
- ¿En qué momento me perdí de mí misma?
Fue en medio de esas preguntas cuando vi a Inés Torremocha en una publicidad. Su energía en el escenario me atravesó: “Yo quiero estar ahí”, me dije. Y aunque dudaba de si merecía invertir esa cantidad de dinero en mí, terminé contactándola.
Recuerdo perfectamente ese momento: no había garantías de nada a cambio. Ni un bolso, ni un viaje, ni un título reconocido. Solo estaba yo, mi compromiso y la promesa de ser yo más yo que nunca.
Volví a hacer silencio, reflexioné durante días y, finalmente, dije SÍ. Decidí invertir en mí.
Hoy, mirando atrás, puedo asegurarte que fue la mejor inversión que he hecho en mi vida. Han pasado casi seis años desde entonces, y aún sigo recogiendo frutos.
Como el bambú, que pasa años bajo tierra fortaleciéndose, así ha sido mi camino de introspección, mimo y cuidado. Hoy siento que esa semilla crece y florece con fuerza, gracias a haberme dado el permiso de apostar por mí.
Invertir en uno mismo no es un lujo, es la base sobre la que se construye todo lo demás. Y aunque al principio pueda dar miedo —porque no hay garantías externas— la verdad es que lo que recibes es invaluable: tu mejor versión.
Si te apetece hablarlo, escríbeme por WhatsApp, haz click y estoy ahí.
Conclusión
Invertir en nuestro propio desarrollo personal no es egoísmo ni capricho: es un acto de amor propio y de coherencia. Cuando nos damos ese espacio, no solo sanamos y crecemos nosotras, también se benefician quienes nos rodean.
El momento perfecto no existe. El “después” nunca llega. Lo único real es este instante, aquí y ahora.
Y quizás la pregunta no sea: ¿cuánto cuesta invertir en mí?, sino ¿cuánto me cuesta seguir postergándome?
✨ Y tú, ¿vas a seguir esperando garantías externas o vas a dar hoy el paso de invertir en ti?
👉 Te invito a reservar una sesión de descubrimiento conmigo y empezar a sembrar tu propio bambú. El mejor momento para empezar es hoy. Haz click y reserva.
Con cariño,
Isabel María
Coach de Equilibrio (Life & Job coach) 🌿
Acompañándote a vivir desde tu esencia.